Voy a tratar de ser lo más breve posible: hace alrededor de cinco años me invitaron a participar del evento titulado Copa Juan José Harych en el Club de Ajedrez de San Martín. Fue ahi yendo a comprar a la Santa Marta (Confitería famosa del barrio) que me dije ¿porqué no? ahí justamente ahí visualicé el monumento a Pirulo.
Podía hasta escuchar su silbato, podía sentir la brisa que sobrevenía al revolear su bandeja, todo, todo eso sentí ahí en las puertas donde se paraba habitualmente a cantar. Fue ahí donde sin tapujos se lo escuchó entonar en plena dictadura: "Se va acabar...se va a acabar...y tu Mamá te va a comprar!!" sin miedo a nada porque ¿quién le podía hacer algo a Pirulo?
La jornada terminó muy emotivamente como no podía ser de otra manera, se me atragantaron en la garganta millones de frases que no pudieron escuchar los presentes porque enmudecí del pánico, del miedo a no estar a la altura, en fin enmudecí, habló otro y después me dije, ahora le toca el turno a los funcionarios, debo moverme para que se concrete el sueño más preciado de mi Viejo, el sueño de que se lo reconociera, que se lo quisiera, que no se lo olvidara y creo que se la debemos.
En su funeral había amigos contados con los dedos de la mano, nadie se había enterado. Un comentario me hirió profundamente, alguien dijo:
-Pero ¿cómo? no decía Juan José que iba a haber cientos de personas. No hay nadie...
del comentario poco feliz llegó el momento de demostrar no solo lo convocante que fue sino aún hoy después de 10 años sigue estando presente en el corazón de todos los niños que se deleitaban con sus "dulces versos"...
Ya van a ver, ya van a ver, ya van a ver...
En los recuerdos habita nuestra infancia.
Y en ella está Pirulo.
Y en ella está Pirulo.
lunes, 13 de abril de 2009
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